Basados en el ejercicio de "la piedra en el estanque", descrito anteriormente, elegí las palabras: TANGO - ESQUELETO - COMETA. Surgió este cuento corto sobre un esqueleto que vuela cometa.
Jerry el esqueleto salió ese día de su casa. Era agosto y, como siempre, el viento golpeaba fuerte todo aquello que se ponía a su paso. ¡Que frio estaba haciendo! Su esposa salió antes de que él pudiera doblar la esquina.
- ¡Tu abrigo se te queda! - dijo ella.
- ¡Que no lo voy a llevar mujer! ¿Es qué no entiendes que caminar con eso encima es muy difícil con este viento? - respondió él.
- ¡Si cuando vuelva te duele la médula no me digas nada!
- Bueno, como sea. A proposito, ¡Estás más delgada!
Su esposa se miró la columna vertebral y sonrió antes de volver a entrar a la casa.
Después de que se acostumbro al frio Jerry pudo dejar de temblar y empezó a sentir cómo el viento le acariciaba los huesos haciéndole cosquillas. Caminó un buen tramo en dirección al parque y vio a un hombre vendiendo cometas, se le notaba en la carne que estaba recién llegado. Jerry lo vio y se dio cuenta de que nunca había elevado cometa, había sido, en vida, un hombre muy enfermo desde niño y casi ni salía. Se acercó.
- ¿Cuanto cuestan las cometas?
- 5 Calcios, señor
Jerry se abrió el cráneo por arriba y sacó los 5 trozos de Calcio, los entregó y recibió su cometa a cambio.
- ¿Cómo van las ventas? - preguntó
- Mal, usted es el primero que compra, todos me miran como si fuera alguna especie de fenómeno - dijo el hombre con aire resignado.
- La carne mi amigo, la carne. Pero no se preocupe, ya pasará - dijo Jerry mientras le daba unas palmaditas en el hombro.
Jerry se alejó y encontró un prado libre. Al comienzo fue difícil, pero después de algunos intentos logro que la cometa estuviera en el aire de manera estable por más de 10 segundos. La cometa empezó a elevarse. Subió y subió hasta que toco las nubes grises que siempre cubrían el cielo del mundo de los muertos. Jerry pensó que se detendría, pero no fue así, la cometa pasó por en medio de las nubes como las plantas que buscan el sol trepándose en los arboles hasta copas en las selvas frondosas.
De pronto, arriba de las nubes, un viento fuerte y despiadado, el guardian de arriba de las nubes, emprendió vuelo ante la presencia de la intrusa de cuatro lados y la empujó sin la más mínima compasión o esfuerzo, sin darse cuenta de que con ella empujaba también al esquelético y liviano dueño. Cuando se dio cuenta ya era tarde, Jerry estaba ya arriba de las nubes y se alejaba volando.
Todo era diferente a los ojos de Jerry (así no los tuviera). Colorido. ¿Pero cómo era que veía si no tenía ojos?, ¿Cómo sentía si no tenía nervios?, ¿Cómo escuchaba sin oídos?, es más, ¿Que era eso que escuchaba? ¿Tango? Dios! ¿Por qué? ¡Jerry odiaba el tango!
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