domingo, 7 de agosto de 2011

Carta A Mi Mismo

Como ejercicio de clase me pusieron a escribir una carta a mi mismo, a quien era hace 3 años, al momento antes a entrar a estudiar mi carrera universitaria. Este es el resultado, algo extraño en donde no logré definir el sujeto ni supe como dirigirme a mi. Además, está incompleta porque no supe como terminarla.



Muchas preguntas se me ocurren con solo pensar las palabras “carta a mi mismo”. ¿He de “tutearme”? ¿He de cambiar mi nombre para pretender que estoy escribiendo a alguien casual y  oportunamente parecido a mi? Es extraño… creo que he decidido, en últimas, universalizar al sujeto (¿O alienar sería una mejor palabra?). Voy a escribir de la manera en la que “mejor” se hacerlo, hablando de y a un tercero, un alguien sin nombre a quien no debo tutear, al que ni siquiera tengo que referirme directamente (si no quiero) porque simplemente es una generalidad, un sujeto al que por las cosas de la vida conozco bien. De esta manera garantizo una estructura narrativa y estilística fácilmente reconocible y entendible para cualquiera, o por mi, solo si por alguna eventualidad mágica, mística, científica o simplemente inexplicable (tipo Twilight Zone) permite que este papel viaje a través del tiempo y llegue a mi yo de hace un poco más de tres años. Y en caso de que llegue a alguien más… espero que este pensando estudiar artes.
Debería, entonces, comenzar hablando de un muchacho, de unos 16 años. No recuerdo que expectativas tenía (y por motivos prácticos es mejor no recordarlas), solo recuerdo que no tenía ansia especiales por dejar el colegio, tampoco quería quedarse, era simplemente indiferente, solo quería aprender. Tal vez no lo recuerdo porque, al igual que él, pienso que la única manera de no desilusionarse es simple y llanamente no hacerse expectativas. Si no eres parecido a ese muchacho tal vez debas dejas de lado esta nota porque no pretendo crear ninguna. No tenía expectativas, no, o al menos no específicas. Era más un libro semiabierto, con algunas hojas escritas y con otras esperando a ser llenadas, con lo bueno o con lo malo. Ese mismo muchacho tenía cierta necesidad de representar, de crear y de entretener de cuando en cuando. Lo pensó mucho y llego a la conclusión de que había varias maneras en las que podría lograrlo. La música… era buena, era divertida, pero no tenía ni la preparación ni el talento necesarios. La literatura… escribir era ciertamente liberador , pero era algo demasiado privado. El dibujo, era apasionante, y sería el primer paso para alcanzar uno de sus sueños, porque el dibujo te puede llevar a la animación, entonces escoge el arte.
El siguiente paso para un muchacho como ese sería buscar un lugar en donde las condiciones educativas le permitan desarrollar lo que quiere hacer. Entonces, al igual que el, empezarías a buscar programas de artes.
Podrías irte al exterior, pero no sabes a donde, o no sabes otro idioma lo suficiente, o simplemente no te gusta improvisar una decisión como esa, entonces te quedas. Digamos que por razones que no pienso ni confirmar ni desmentir  por motivos que podrían llamarse “políticamente incorrectas” el ambiente de… Los Andes, por decir algo, te parece un poco elitista o snob, muy costoso o simplemente aburrido, entonces la descartas. Si por el contrario te encanta ese ambiente, o si tienes los medios, lo siento, no tengo ni idea de cómo es estudiar en allá, así que simplemente asumamos que la descartaste. Digamos que por alguna razón toda tu vida ha estado conectada, de una manera u otra, con el arte, pero por alguna razón no estás muy familiarizado con el entorno educativo que con él está relacionado. Veras, entonces, varias alternativas que llegaran a ti.. La Sabana, La ASAB, por decir algunas… y otras que ni siquiera llegarán a ti… La Piloto. Digamos que definitivamente te das cuenta de que lo que más te gusta, o en lo que mejor eres son las artes plásticas, o tal vez el cine y la televisión. Tal vez escogerías la Nacional… me temo que por ese lado tampoco puedo ayudar, así que digamos que una oruga suiza tiene más inclinaciones políticas de cualquier tipo que tú, o que ese muchacho del que hablábamos antes. Asumamos, también, que incluso te molestan un poco las posiciones políticas extremistas, o la mediana presencia de cualquier asunto político. Digamos, por último, que en realidad lo tuyo no es la plástica, o que no estás muy seguro de si te quieres dedicar al cine y la televisión. Así que te darías cuenta de que tal vez La Nacional no es el entorno más adecuado para tu salud mental. En fin, todo esto para decir que por cualquier razón que decidas creer, terminaste en la Javeriana. Creo que ahí puedo ser de un poco más de ayuda, para ti, o para ese muchacho, que es en realidad para quien escribo. 

jueves, 7 de julio de 2011

Como el Mar

Siento como si hubieran pasado un millón de años desde la última vez que escribí algo solo por el hecho de escribir, solo por el gusto. Mi actividad literaria se ha visto un poco interrumpida por varios motivos, dentro de los cuales el principal ha sido la universidad... aunque supongo que la falta de constancia de mi parte también ha influido de gran manera. Alguna vez leí de algún autor, tal vez García Marquez, que decía que muchos de los escritores nuevos creían que escribir era un simple ejercicio de inspiración, escribes cuando algo se te ocurre, y cuando no se te ocurre nada, cuando no estas inspirado, no, y que en realidad no veían a la escritura como eso, un ejercicio. Que no se trata solo de inspiración sino de constancia, de sentarse frente a una hoja en blanco, o una pantalla, o lo que sea, y escribir. He de admitir que tal vez eso me ha faltado un poco. Creo que me he visto envuelto en una serie de proyectos diferentes, y que me he dejado consumir un poco por ellos, y he dejado de lado un poco esta actividad que me gusta tanto como lo es el escribir. No se si lo hago bien o mal, como ya lo he dicho eso esta solo a criterio de quien este leyendo esto, pero sé con seguridad que me gusta.

"Como el Mar"... no puedo evitar pensar que es un título algo cliché, y sin embargo es tal vez el más apropiado para el texto. Escuchando, además, ese título uno esperaría encontrarse con un poema (o al menos eso me pasa a mi), pero no, puede que para algunos tenga un alto contenido "poético", puede que para otros no, pero creo que acierto cuando digo que no es poesia.

Él era como el Mar. Y no solamente porque siempre le hubiera encantado esa gran masa de agua que cubre la mayor parte de la Tierra. No solamente porque la amara de una manera que no comprendía, o porque amara de igual manera al agua por si sola. No.

Él era como el Mar, inpredecible y misterioso. Él era como el Mar porque ni siquiera las grandes marineras que lo habían explorado podían decir que lo conocían en su totalidad. Él era como el Mar porque había partes suyas tan profundas como las Marianas, tan profundas, en las que habitaban sentimientos y sensaciones, temores y seguridades que estaban sumidas en una oscuridad tan penetrante que estaban ocultas incluso para él, el mayor experto en el mundo en lo que a él mismo respectaba. Él era como el Mar porque había partes suyas que eran tan densas como el Mar Muerto, en las que nadie podía adentrarse sin hacer un esfuerzo que para muchos no valía la pena.

Él era como el Mar, agitado e insoportable. Él era como el Mar porque era como el agua salada que entra en tus ojos y te irrita en un comienzo, él era como esa agua salada que no tiene más opción que aceptar su naturaleza y esperar que la aceptes tal y como es, que no cambía para complacerte y que es igual en cualquier parte y cualquier momento, por lo que, al igual que el agua salada que entra en tus ojos, no era del agrado para muchos, no era del agrado para todas esas personas que despues de esperar horas en un vuelo, o metidas en un carro, llegan al mar y salen cinco minutos despues porque no aguantan el agua salada que entra en sus ojos. Él era como el Mar porque había momentos en los que se encontraba inquieto y curioso y no paraba, no paraba por nada, y las personas sentían que no podían estar a su lado, como cuando el Mar esta inquieto y las olas golpean fuerte contra las costas antes de un huracán. De cuando en cuando, uno que otro surfista arriesgado, valiente o simplemente temerario se atrevía a tratar de conquistar sus olas. Muchos salían solamente lastimados por la fuerza de sus olas, por sus duras e implacables palabras. Pero, de cuando en cuando, alguien lo lograba, solamente para darse cuenta de que lo único que había logrado conquistar era la costa y que todavía faltaba mucho camino por recorrer antes de poder ir mar adentro.

Él era como el Mar, engañoso a los ojos inexpertos, y aún a los expertos siempre se les escapaba algo. Él era como el Mar porque en la superficie parecía sereno y casí inmutable, pero abajo las cosas eran diferentes. Esa superficie de perfección que tanto se empeñaba en conservar existía solamente para que nadie viera lo que en realidad pasaba en su interior, para que nadie se diera cuenta de que en realidad era solamente un pequeño pez tan asustadizo que no quería integrarse al cardumen, asustado por el contacto y por que tal vez alguien que él no quisiera viera lo que era. Él era como el Mar porque esa superficie apacible lo separaba del resto del mundo y lo hacía tierra de nadie, un ecosistema aparte del que, aunque llegaba siempre información nueva, no se sabía mucho. Él era como el Mar porque debajo de esa superficie apacible, mil y una corrientes se movian sin control y a veces sin sentido.

Él era como el Mar porque pocos se atrevían a internarse en él. Él era como el Mar porque muchos le temían. Él era como el Mar porque lo amaba y siempre había querido ser como él. Él era como el Mar. Si.

lunes, 7 de marzo de 2011

"Punto de Quiebre" (Nombre Provisional) 3. Version 1.0

Esta si es la entrada "oficial" de hoy... lean también la anterior y voten!


3
Bañado en sudor y totalmente horrorizado, así se encontraba Jorge cuando despertó a las 5:30 de la tarde, después de tener la peor pesadilla que había tenido en su vida.
Una vez logró calmarse cayó en la cuenta de que desde que habían llegado no había ofrecido nada al los agentes que lo estaban custodiando. Se levantó y antes de salir del cuarto se dio cuenta de que la puerta de su armario estaba abierta. Al igual que con la lámpara, no recordaba haberlo abierto para nada, pero con todo lo que tenía en la cabeza no podía realmente saber si lo había hecho.
Pensando que era solo un efecto secundario de todo lo que estaba pasando, Jorge continuó, sin embargo, algo lo detuvo. Al comienzo pensó que era solo su imaginación, pero cuando se detuvo a escuchar  se dio cuenta de que algo realmente estaba pasando. Dos puertas más allá de la suya, desde dentro de la habitación que era la oficina de su padre el sonido de hojas de papel moviéndose llegó a sus oídos.
 
El pánico lo invadió, sabía que tenía que llamar a los policías pero por alguna razón lo único que logró hacer fue extender su mano hacia el pomo de la puerta y girarlo lentamente. Entreabrió la puerta, lo más silenciosamente que pudo, lo justo para ver lo que estaba pasando adentro.
Muchas hojas estaban sobre el suelo, parecía que alguien había estado buscando algo, y parecía que ese alguien seguía allí. Desde la parte de la habitación que Jorge no podía ver, como si alguien las estuviera lanzando, venían hojas que lentamente se posaban sobre el suelo.
Con una habilidad que no sabía tener, caminó despacio y sigilosamente hacía la puerta principal, la abrió y con la mirada busco a los agentes. A unos diez metros, en el costado derecho de la casa, estaba el agente Diaz, quien al escuchar el sonido de la puerta abriéndose miró en esa dirección. Estaba a punto de saludar a Jorge cuando se dio cuenta de que este le estaba haciendo señas indicando que se quedara en silencio. Unos segundos después estaba junto al muchacho.
    • Hay alguien en la casa - susurró Jorge -, en la oficina de mi papá. No lo vi, pero lo escuché dentro, creo que está buscando algo.
    • Esta bien, esto es lo que vamos a hacer - dijo el detective mientras con su mano derecha buscaba algo en sus pantalones - ¡Mierda! Dejé el radioteléfono en la patrulla. No podemos arriesgarnos a hacer ruido, con mucho cuidado lléveme a la oficina de su papá. Por ningún motivo vaya a entrar a menos que yo se lo indique, yo me hago cargo.
Jorge asintió y con el mismo cuidado de antes volvió sobre sus pasos, seguido de cerca por el agente Diaz. El sonido seguía siendo emitido. Al parecer, y para consuelo del muchacho, había logrado hacer las cosas de manera que el intruso no se diera cuenta.
Cuando llegaron por fin a la puerta, el agente indicó a Martín que se pusiera contra la pared y miró por la abertura de la puerta. Se irguió lentamente. Una punzada de dolor llegó a la cabeza de muchacho, las cosas empezaron a nublarse. Lo último que vio fue a Diaz con la mano en la empuñadura de su pistola abriendo rápida y fuertemente la puerta y entrando.

Adelanto...

Este es un pequeño adelanto de lo nuevo en lo que estoy trabajando... y puede que por un tiempo no ponga nada nuevo al respecto... solo quiero dejar ver un poco de las nuevas historias, pero empezaré a subirla bien cuando tenga terminada al menos una de las que ya están comenzadas... así que voten! Les recuerdo que la más votada va a ser a la que le voy a dar prioridad...


      Mateo Rodríguez abrió los ojos la mañana de su sexagésimo cumpleaños, y allí, en esa habitación del aparta-hotel se sintió libre por primera vez en muchos años. Fijó la mirada en  el techo blanco que estaba encima suyo buscando aquella pequeña e irregular grieta que buscaba todas las mañanas desde hacía dos semanas. Pasaron unos segundos antes de que lograra localizarla, y una vez lo hubo logrado contuvo la respiración. De alguna manera parecía que la grieta se hacía más pequeña conforme pasaban los días, y esa idea no le gustaba, por el contrario, le hubiera encantado despertar y darse cuenta de que la grieta había crecido hasta el punto de dejar entrever lo que pasaba en el piso superior.
      Oh si! Como le hubiera gustado poder ver lo que pasaba en el piso de arriba!
      Dos semanas antes había llegado al hotel una tarde después de haber terminado de dictar todas sus clases. Había abierto la puerta, y con el sonido de la campanilla una mujer había girado su cabeza. Estaba en la recepción, tenía alrededor de 30 años, era rubia y de ojos azules, apenas contorneados por un sutil color negro del maquillaje, sus labios de un rosa pálido, entreabiertos, resultaban caprichosamente provocadores, y su nariz, pequeña y fina, completaba la perfecta representación de un ángel. Pero eso a él no le importaba, así que pasándolo casi por alto bajó la mirada.

viernes, 4 de marzo de 2011

Encuesta

He estado teniendo ciertas ideas para nuevos relatos, pero decidí que antes de comenzar con cualquiera de esos es suficientemente justo que haga grandes avances en uno o varios de los relatos que he comenzado ya... es por eso que agregué, en la columna derecha, una encuesta para saber cual es la historia actual que más les interesa... por favor voten porque dependiendo de los resultados decidiré a cual de las historias darle prioridad. 

lunes, 14 de febrero de 2011

"Punto de Quiebre" (Nombre Provisional) 2. Version 1.0

2
Los tres estuvieron en silencio durante todo el camino,  solo se escuchaba el sonido del motor del carro. Las calles estaban vacías, casi fantasmales. Media hora después de haber salido de la estación llegaron a la casa. A las afueras de la ciudad, grande, de dos pisos, y aislada como estaba, la casa era el sitio perfecto para un crimen como el que había tenido lugar hace una horas.
Jorge abrió la puerta principal y antes de entrar lanzo una mirada a los policías, no los quería adentro con él, no en ese momento. Respiró hondo y dio el primer paso. Cuando ya estuvo totalmente adentro cerró la puerta tras de sí. Miró alrededor en la sala. Como era de esperarse los cuerpos ya no estaban, sin embargo, las manchas de sangre que se extendían por el suelo y las paredes produjeron un efecto en él mucho mayor de lo que esperaba. Las nauseas impulsaron su cuerpo, por pura inercia, hacía el baño.
Una vez terminó de vomitar se quedó quieto, escuchando, o al menos tratando de percibir otro sonido que no fuera el de su propia respiración. Era increíble, aquel silencio tan penetrante, la casa se sentía incluso más sola que el día en el la habían visto por primera vez un poco más de diez años antes, cuando estaba totalmente vacía.
Se paró, midiendo cada movimiento, salió del baño y, sin dirigir la mirada a la sala de estar, caminó por el largo pasillo hasta una puerta negra que marcaba la entrada a su habitación.
Jorge siempre había sido un muchacho muy inteligente, demasiado para su edad, y su habitación daba todas las señas de eso. Todo perfectamente ordenado, libros, juegos, todo. Y en la esquina el escritorio y el acuario con sus lagartijas mascota.
Estuvo inmóvil un tiempo en el centro de la habitación antes de darse cuenta de que la lámpara de su escritorio estaba prendida. No recordaba haberla dejado de ese modo, pero no le dio importancia al asunto. Se acercó para apagarla y su mirada se posó en la foto familiar que estaba adherida al tablero de corcho. la desprendió cuidadosamente y la tomó entre sus manos.
Ahí estaban todos. Su padre estaba en el centro, erguido y con el porte orgulloso que siempre lo había caracterizado, había sido un buen juez, uno de los mejores del país. Sin embargo, era un poco contradictorio, aunque decía que los triunfos de la mente eran más valiosos siempre le había dado más importancia a los triunfos deportivos de su hijo mayor que a los obtenidos por Jorge. A su derecha, abrazada a su padre, estaba su madre. Aunque amaba a sus hijos y a su esposo, la buena vida la había malacostumbrado y se ponía demasiada atención a ella misma, hasta el punto de descuidar y casi parecer indiferente a su familia. A la izquierda del padre estaba el hermano mayor de Jorge, un muchacho fornido que era más músculos que cerebro, eran polos opuestos, jamás lograron llevársela bien.
Un poco más a la derecha, como si no pertenecieran del todo al cuadro, estaban Jorge y su hermana Isabel. Eran de la misma edad, pero ella era adoptada, era simplemente el resultado de un arrebato de caridad de una mujer adinerada que intentaba ganar popularidad obteniendo reputación de “humanitaria”. En el momento en que la vio Jorge sintió como pasaba un escalofrío por su columna, algo en su estomago pareció encenderse y una sonrisa misteriosa apareció en su cara. Era una sensación extraña, tal vez se debía al hecho de que ella era la única que había sobrevivido, con él. ¿Qué había tenido que ver para entrar en estado de shock? Se preguntó Jorge.
Las lagrimas empezaron a brotar de sus ojos de nuevo. Era cierto, no habían sido la familia perfecta, y aunque no lo apreciaran, o simplemente lo ignoraran la mayor parte del tiempo, Jorge los quería, incluso a su hermano.
Se limpió con el dorso de la mano, dobló la foto por la mitad y la metió en su billetera.
Se acostó, miró hacia en reloj que estaba en su mesa de noche, eran ya casi las 7 de la mañana. El sopor lo invadió y, sin siquiera darse cuenta, se quedó dormido.

lunes, 24 de enero de 2011

"Punto de Quiebre" (nombre provisional) 1. Vesion 1.0

Este texto que leerán a continuación lo escribí hace algún tiempo ya... en ese momento tenía unas especificaciones que de una manera u otra me limitaban... solo tenía un máximo de 13 páginas para escribir toda la historia... a eso se refiere precisamente el "Version 1.0"... al tener un límite como ese me ví obligado a resumir mucho en algunas partes... me encuentro en el proceso de re-escritura pero quería que vieran como comenzó esta historia de  7 capitulos.. en lo que se refiere a los demás textos quiero decir que también han venido avanzando, pero creo que se darán cuenta ustedes mismos... sin más preambulo... aqui va el primero:

1

-          Entonces… ¿Dice usted que quedó inconsciente?
La sala de interrogatorios de la estación era si duda la habitación más fría de toda la edificación. Toda la sala estaba diseñada para presionar a los sujetos interrogados. No era muy típica a decir verdad: era rectangular, por lo menos 2 veces más larga que ancha, una única puerta se encontraba en la pared norte (la más pequeña del recinto), prácticamente toda la pared oriental era un gran y único “espejo”; de resto todo era gris, desde el inclinado techo, las paredes (incluyendo la puerta) y las baldosas que cubrían el suelo hasta las sillas y la mesa ubicadas contra la pared más alejada de la puerta.
Los interrogados, desesperados ya de por si por el hecho de estar siendo interrogados veían sentados cómo las paredes se iban angostando de tal manera que la única salida que había se veía más distante de lo que en realidad estaba.
Jorge miró a su alrededor una vez más, era la primera vez que estaba dentro de una de esas, siempre lo habían intrigado, pero ahora que estaba allí prefería incluso los calabozos.
-          No quedé, ¡me DEJARON inconsciente!
-          Mmm… que oportuno… fue el único que no salió herido… y estaba inconsciente.
-          ¿¡PERDON!? ¿ESTA USTED DICIENDO QUE YÓ FUI EL CULPABLE? ¿QUÉ YÓ ASESINÉ A MI FAMILIA?
-          ¡DIGAMELO USTED! – dijo el detective dando un golpe seco sobre la mesa con la mano totalmente abierta - ¡Su mamá degollada!, ¡Su papá descuartizado!, ¡Su hermano asfixiado!, ¡Su hermana golpeada hasta la inconsciencia! ¿¡Y a usted no le hicieron nada!? ¿¡No le parece raro!?
Jorge abrió su boca esperando a que las palabras salieran de ella por si solas, sin embargo, lo único que logró salir de él fueron las espesas lágrimas que se deslizaban por sus mejillas y un grito ahogado. Después de casi ocho horas era la primera vez que daba rienda suelta a todo lo que tenía por dentro. Trató de controlarlo, al comienzo, pero se dio cuenta de que era inútil, así que se limitó a meter la cara entre las manos.
-          Repasemos todo esto. ¿Qué fue exactamente lo que sucedió? – preguntó el detective una vez lo vio calmado.
-          Estábamos viendo una película… en la sala – logró decir el muchacho entre sollozos -, fui a la cocina a servir bebidas para todos… volví con los vasos llenos… decidimos hacer un brindis, hace mucho no pasábamos una noche juntos, la familia completa… tomamos todos al tiempo… y de pronto todo empezó a dar vueltas… no recuerdo más… me despertaron los paramédicos.
El detective, que durante todo el testimonio había estado tomando notas en una pequeña libreta, levantó lentamente la vista, la dirigió hacia Jorge y la sostuvo, intentando descifrar a la persona que tenía al frente, a ese delgado muchacho de cabello negro. Era imposible que alguien como él hubiera cometido tal atrocidad, ni siquiera parecía lógico.
-          Está bien, puede irse. Sin embargo enviaremos con usted agentes que vigilarán su casa las 24 horas, es posible que el asesino intente llegar a usted.
Dicho esto se levantó de la mesa y con pasos largos, pero ligeros, se retiró. Jorge se quedó inmóvil un pequeño instante antes de pararse. Lentamente dio uno, dos pasos, y al momento en el que su pie tocó el suelo para completar el tercero sus rodillas flaquearon, dejándolo inclinado en el suelo. Alguien extendió una mano, y sintiendo como si se encontrara en un cuerpo ajeno al suyo, Jorge vio como su propia mano se levantaba y tomaba aquella otra extremidad desconocida.
-          Mucho gusto, William Díaz. Soy, junto con el agente Salgado, el que va a estar encargado de su vigilancia durante un tiempo

sábado, 8 de enero de 2011

"Historia nueva" - Parte 2

Empezó a sonreír, se arrepintió y volvió a la seriedad, levanto la mano y con un ademán le indico que se acercara.



❉❉❉

Por alguna razón que no pudo definir, su cuerpo parecía no responderle. Se quedó absolutamente inmóvil mientras lo observaba conversar con su amigo, este parecía estar disculpándose por algo. Era extraño estar contemplando la escena, nunca se había fijado en otras personas aparte de sus amigos, no con esa in-entendible atención con la que lo estaba haciendo en ese momento.
Lo vio sonreír por primera vez y se dijo a si misma que tal vez no era un sujeto tan frío después de todo. Sin embargo eso no quitaba el hecho de que había sido grosero con ella, no podía darle ese tipo de licencias a nadie. Tarde o temprano él tendría que romper el silencio, nadie se resistía a hablar con ella, y el no sería el primero.
Igual, ¿Qué importaba?, mejor incluso si no le hablaba. Al fin y al cabo él no tenía muchos amigos y no se interesaría por ella sino por su popularidad. Estaba cansada de eso, cansada de tener gente detrás de ella observándola todo el tiempo, gente que solo esperaba obtener un poco de la luz que la vida le había dado a ella, o al menos eso decía su padre.
Últimamente se preguntaba mucho si la vida que llevaba era realmente el tipo de vida que quería tener. Hacer las cosas solo por lo que los demás dijeran, hacer cosas que a veces ni siquiera le gustaban solo porque era lo que “tenía” que hacer para mantener su posición. Cada vez sentía más esa necesidad por algo que le era desconocido, y que sin embargo anhelaba con todo su ser.
Tal vez había algo que el resto del mundo pudiera ofrecerle, tal vez encontraría lo que estaba buscando, aun sin saber que era, en algún lugar afuera del entorno en el que siempre había estado. Incluso llego a considerar, solo por un momento, la posibilidad de que ese muchacho distante y desconocido pudiera llegar a ser la puerta que la dejara salir a ver el mundo tal y como era. Pero fue solo un momento, su ser no estaba todavía totalmente convencido de que aquel cambio fuera bueno, y era simplemente normal. Además, ¿Él?, estaba segura de que había un millón de posibilidades que eran mejores que ese insípido y rígido personaje.
Tan absorta estaba, que no se dio cuenta de que era la última persona que quedaba en donde estaban los buses. Lo vio hacerle un ademán con las mano y por un momento, solo por un momento, le pareció ver una tímida sonrisa formarse en su boca. Cerró sus ojos con incredulidad varias veces. Si, había sido una impresión simplemente, allí estaba él, moviendo su mano con aquella expresión de indiferencia en su cara, y con él, esa distancia que parecía insondable.
Comenzó a caminar hacia el lugar en donde él estaba. Se dio cuenta de que él la estaba mirando, pero había algo diferente en su mirada. Parecía como si, de algún modo, hubiera aún más determinación en él , y tal vez un poco de curiosidad. Era una mirada intensa. Recordaría esa mirada por mucho tiempo, y por mucho tiempo se preguntaría lo que podía significar. Llegó a su lado y él, sin decir una sola palabra, simplemente giro 180º sobre los talones y comenzó a caminar, primero con un paso acelerado, que a ella le costó seguir, y luego a una velocidad menor.
Cuando llegaron a donde estaba el resto del grupo estaban dando las indicaciones de seguridad. El lugar había sido en alguna época una de las más grandes minas de oro, pero había sido abandonada una vez se habían acabado las reservas del metal. Muchos años después lo convirtieron en una atracción turística, una algo peligrosa si le preguntaban a ella. Lo cierto es que estaba un poco asustada, siempre la habían asustado los lugares reducidos, no era claustrofobia pero creía que con él tiempo, y bajo las circunstancias correctas podía llegar perfectamente a eso.
Se hizo una fila atrás de un viejo ascensor, una cabina (que más bien parecía una capsula) con paredes de reja oxidada. Era el ascensor original, les había explicado el guía. Cuando bajaba, las poleas y el cable chirreaban. Ella empezó a sentirse nerviosa a medida que se acercaban,  el volumen del sonido parecía aumentarse a cada paso y empezaba a martillar en su cabeza. Miró a su alrededor pero parecía ser la única consciente del asunto, en un último arrebato de esperanza decidió girar su cabeza al único punto a donde no la había dirigido, él. Y allí estaba, otra de esas miradas indescifrables, con una ceja a medio levantar sus ojos parecían estar posándose sobre la parte superior del ascensor, el lugar donde estaban las poleas, y la boca un poco tensionada casi parecía que estuviera divirtiéndose con algo que ella no lograba percibir.