Muchas preguntas se me ocurren con solo pensar las palabras “carta a mi mismo”. ¿He de “tutearme”? ¿He de cambiar mi nombre para pretender que estoy escribiendo a alguien casual y oportunamente parecido a mi? Es extraño… creo que he decidido, en últimas, universalizar al sujeto (¿O alienar sería una mejor palabra?). Voy a escribir de la manera en la que “mejor” se hacerlo, hablando de y a un tercero, un alguien sin nombre a quien no debo tutear, al que ni siquiera tengo que referirme directamente (si no quiero) porque simplemente es una generalidad, un sujeto al que por las cosas de la vida conozco bien. De esta manera garantizo una estructura narrativa y estilística fácilmente reconocible y entendible para cualquiera, o por mi, solo si por alguna eventualidad mágica, mística, científica o simplemente inexplicable (tipo Twilight Zone) permite que este papel viaje a través del tiempo y llegue a mi yo de hace un poco más de tres años. Y en caso de que llegue a alguien más… espero que este pensando estudiar artes.
Debería, entonces, comenzar hablando de un muchacho, de unos 16 años. No recuerdo que expectativas tenía (y por motivos prácticos es mejor no recordarlas), solo recuerdo que no tenía ansia especiales por dejar el colegio, tampoco quería quedarse, era simplemente indiferente, solo quería aprender. Tal vez no lo recuerdo porque, al igual que él, pienso que la única manera de no desilusionarse es simple y llanamente no hacerse expectativas. Si no eres parecido a ese muchacho tal vez debas dejas de lado esta nota porque no pretendo crear ninguna. No tenía expectativas, no, o al menos no específicas. Era más un libro semiabierto, con algunas hojas escritas y con otras esperando a ser llenadas, con lo bueno o con lo malo. Ese mismo muchacho tenía cierta necesidad de representar, de crear y de entretener de cuando en cuando. Lo pensó mucho y llego a la conclusión de que había varias maneras en las que podría lograrlo. La música… era buena, era divertida, pero no tenía ni la preparación ni el talento necesarios. La literatura… escribir era ciertamente liberador , pero era algo demasiado privado. El dibujo, era apasionante, y sería el primer paso para alcanzar uno de sus sueños, porque el dibujo te puede llevar a la animación, entonces escoge el arte.
El siguiente paso para un muchacho como ese sería buscar un lugar en donde las condiciones educativas le permitan desarrollar lo que quiere hacer. Entonces, al igual que el, empezarías a buscar programas de artes.
Podrías irte al exterior, pero no sabes a donde, o no sabes otro idioma lo suficiente, o simplemente no te gusta improvisar una decisión como esa, entonces te quedas. Digamos que por razones que no pienso ni confirmar ni desmentir por motivos que podrían llamarse “políticamente incorrectas” el ambiente de… Los Andes, por decir algo, te parece un poco elitista o snob, muy costoso o simplemente aburrido, entonces la descartas. Si por el contrario te encanta ese ambiente, o si tienes los medios, lo siento, no tengo ni idea de cómo es estudiar en allá, así que simplemente asumamos que la descartaste. Digamos que por alguna razón toda tu vida ha estado conectada, de una manera u otra, con el arte, pero por alguna razón no estás muy familiarizado con el entorno educativo que con él está relacionado. Veras, entonces, varias alternativas que llegaran a ti.. La Sabana, La ASAB, por decir algunas… y otras que ni siquiera llegarán a ti… La Piloto. Digamos que definitivamente te das cuenta de que lo que más te gusta, o en lo que mejor eres son las artes plásticas, o tal vez el cine y la televisión. Tal vez escogerías la Nacional… me temo que por ese lado tampoco puedo ayudar, así que digamos que una oruga suiza tiene más inclinaciones políticas de cualquier tipo que tú, o que ese muchacho del que hablábamos antes. Asumamos, también, que incluso te molestan un poco las posiciones políticas extremistas, o la mediana presencia de cualquier asunto político. Digamos, por último, que en realidad lo tuyo no es la plástica, o que no estás muy seguro de si te quieres dedicar al cine y la televisión. Así que te darías cuenta de que tal vez La Nacional no es el entorno más adecuado para tu salud mental. En fin, todo esto para decir que por cualquier razón que decidas creer, terminaste en la Javeriana. Creo que ahí puedo ser de un poco más de ayuda, para ti, o para ese muchacho, que es en realidad para quien escribo.
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