He aqui la continuación de la historia de la entrada "Corrección". Como ya saben esta es la segunda versión de la historia y este es el final de esta segunda versión ya que la tome como proyecto para una clase en la unversidad y estoy en proceso de escribir la tercera, y probablemente última, versión con el objetivo de adapatarla a un guión de cortometraje de entre 10 y 15 minutos.
En
realidad ninguna mujer le había dado una oportunidad nunca, no es como
si en realidad tuviera mucho que dar, pero nunca se la habían dado.
Entre más pasaba el tiempo, y entre más se alejaban las mujeres de él
más las deseaba. Para su suerte era bueno profesionalmente y el dinero
no le faltaba. Podía comprar una mujer por un rato cada vez que lo
quería. Encontró un buenprostíbulo y se volvió un cliente habitual. Ya
que tenía a quién llevar a su cama no le interesaba tener su apartamento
decorado. Le pagaba unos pesos a su vecina viuda y desempleada para que
ordenara todos los días el poco desorden que él producía.
Sobre
todo sus ojos. Solo necesitaba darle una mirada a sus ojos para darse
cuenta de que detrás de ellos se escondían años y años de rechazo y
deseo contenido. Solo se necesitaba ver ese destello perverso y obsesivo
que se producía en sus ojos cada vez que miraba a una mujer para saber
porque ninguna de ellas se le acercaba mucho.
Entró
al baño y abrió el grifo del agua caliente de la ducha, esperó un
momento, probó la temperatura con la mano y luego abrió el del agua
fría. Entró y dejó que el agua le escurriera desde la cabeza a los pies.
Estaba emocionado, llevaba esperando ese día desde hacía semanas. Con
un pedazo de piedra pomez empezó a frotarse lentamente los callos de
los pies. Eran ellos los que más sufrían las consecuencias de sus largas
caminatas. Luego, con un estropajo empezó a frotarse fuertemente cada
parte del cuerpo. Cuando llegó al miembro se estremeció un poco al
sentirlo erecto. Quería hacer algo, calmar sus ansias, pero no podía,
tendría que esperar,
tenía demasiado miedo de que no funcionara como para arriesgarse. Sabía
que más temprano que tarde ya no podría hacer nada. Incluso en ese
momento le costaba mantenerse así sin la ayuda de la pequeña píldora
azul. Todo estaba cayendo, tenía que aprovechar al máximo el tiempo que
le quedaba.
Había
empezado hace un año. Sentía que se cansaba más rápido y que Cassandra,
la prostituta con la que llevaba ya cierto tiempo, era menos
entusiasta. Confirmó que empezaba a pasar cuando llegó la nueva. Era
toda una sensación. Rubia, ojos azules y un trabajo de cirujano
excepcional. Corría el rumor de que había sido modelo. Al ser el cliente
más fiel, el dueño de la casa no lo pensó dos veces antes de darle
prioridad cuando él se la pidió. Todo fue breve, no pasaron 10 minutos.
Ella simplemente rió antes de dejar la habitación. Decidió no volver. No
volvería a hacer el ridículo. Y entonces empezaron las caminatas. Ya
estaba retirado y tenía básicamente todo el día libre. Caminaba y
caminaba sin saber exactamente qué buscaba, hasta que, un día
cualquiera, simplemente lo encontró.
Era
la salida de un colegio. Niñas de todas las edades salían a borbotones
y, por alguna razón, todas le recordaban a María Restrepo. Se fijó de
pronto en un grupito que se había detenido a cierta distancia a
observarlo. Llevaban las faldas atrevidamente altas y las blusas
demasiado ajustadas (por lo menos una talla por debajo) para resaltar
sus surgientes curvas. Casi pedían a gritos que las miraran y las
desearan. Lo miraban y luego reían y susurraban entre ellas. Él empezó a
sentir la ira que se formaba en su interior.
:)
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