lunes, 7 de marzo de 2011

"Punto de Quiebre" (Nombre Provisional) 3. Version 1.0

Esta si es la entrada "oficial" de hoy... lean también la anterior y voten!


3
Bañado en sudor y totalmente horrorizado, así se encontraba Jorge cuando despertó a las 5:30 de la tarde, después de tener la peor pesadilla que había tenido en su vida.
Una vez logró calmarse cayó en la cuenta de que desde que habían llegado no había ofrecido nada al los agentes que lo estaban custodiando. Se levantó y antes de salir del cuarto se dio cuenta de que la puerta de su armario estaba abierta. Al igual que con la lámpara, no recordaba haberlo abierto para nada, pero con todo lo que tenía en la cabeza no podía realmente saber si lo había hecho.
Pensando que era solo un efecto secundario de todo lo que estaba pasando, Jorge continuó, sin embargo, algo lo detuvo. Al comienzo pensó que era solo su imaginación, pero cuando se detuvo a escuchar  se dio cuenta de que algo realmente estaba pasando. Dos puertas más allá de la suya, desde dentro de la habitación que era la oficina de su padre el sonido de hojas de papel moviéndose llegó a sus oídos.
 
El pánico lo invadió, sabía que tenía que llamar a los policías pero por alguna razón lo único que logró hacer fue extender su mano hacia el pomo de la puerta y girarlo lentamente. Entreabrió la puerta, lo más silenciosamente que pudo, lo justo para ver lo que estaba pasando adentro.
Muchas hojas estaban sobre el suelo, parecía que alguien había estado buscando algo, y parecía que ese alguien seguía allí. Desde la parte de la habitación que Jorge no podía ver, como si alguien las estuviera lanzando, venían hojas que lentamente se posaban sobre el suelo.
Con una habilidad que no sabía tener, caminó despacio y sigilosamente hacía la puerta principal, la abrió y con la mirada busco a los agentes. A unos diez metros, en el costado derecho de la casa, estaba el agente Diaz, quien al escuchar el sonido de la puerta abriéndose miró en esa dirección. Estaba a punto de saludar a Jorge cuando se dio cuenta de que este le estaba haciendo señas indicando que se quedara en silencio. Unos segundos después estaba junto al muchacho.
    • Hay alguien en la casa - susurró Jorge -, en la oficina de mi papá. No lo vi, pero lo escuché dentro, creo que está buscando algo.
    • Esta bien, esto es lo que vamos a hacer - dijo el detective mientras con su mano derecha buscaba algo en sus pantalones - ¡Mierda! Dejé el radioteléfono en la patrulla. No podemos arriesgarnos a hacer ruido, con mucho cuidado lléveme a la oficina de su papá. Por ningún motivo vaya a entrar a menos que yo se lo indique, yo me hago cargo.
Jorge asintió y con el mismo cuidado de antes volvió sobre sus pasos, seguido de cerca por el agente Diaz. El sonido seguía siendo emitido. Al parecer, y para consuelo del muchacho, había logrado hacer las cosas de manera que el intruso no se diera cuenta.
Cuando llegaron por fin a la puerta, el agente indicó a Martín que se pusiera contra la pared y miró por la abertura de la puerta. Se irguió lentamente. Una punzada de dolor llegó a la cabeza de muchacho, las cosas empezaron a nublarse. Lo último que vio fue a Diaz con la mano en la empuñadura de su pistola abriendo rápida y fuertemente la puerta y entrando.

Adelanto...

Este es un pequeño adelanto de lo nuevo en lo que estoy trabajando... y puede que por un tiempo no ponga nada nuevo al respecto... solo quiero dejar ver un poco de las nuevas historias, pero empezaré a subirla bien cuando tenga terminada al menos una de las que ya están comenzadas... así que voten! Les recuerdo que la más votada va a ser a la que le voy a dar prioridad...


      Mateo Rodríguez abrió los ojos la mañana de su sexagésimo cumpleaños, y allí, en esa habitación del aparta-hotel se sintió libre por primera vez en muchos años. Fijó la mirada en  el techo blanco que estaba encima suyo buscando aquella pequeña e irregular grieta que buscaba todas las mañanas desde hacía dos semanas. Pasaron unos segundos antes de que lograra localizarla, y una vez lo hubo logrado contuvo la respiración. De alguna manera parecía que la grieta se hacía más pequeña conforme pasaban los días, y esa idea no le gustaba, por el contrario, le hubiera encantado despertar y darse cuenta de que la grieta había crecido hasta el punto de dejar entrever lo que pasaba en el piso superior.
      Oh si! Como le hubiera gustado poder ver lo que pasaba en el piso de arriba!
      Dos semanas antes había llegado al hotel una tarde después de haber terminado de dictar todas sus clases. Había abierto la puerta, y con el sonido de la campanilla una mujer había girado su cabeza. Estaba en la recepción, tenía alrededor de 30 años, era rubia y de ojos azules, apenas contorneados por un sutil color negro del maquillaje, sus labios de un rosa pálido, entreabiertos, resultaban caprichosamente provocadores, y su nariz, pequeña y fina, completaba la perfecta representación de un ángel. Pero eso a él no le importaba, así que pasándolo casi por alto bajó la mirada.

viernes, 4 de marzo de 2011

Encuesta

He estado teniendo ciertas ideas para nuevos relatos, pero decidí que antes de comenzar con cualquiera de esos es suficientemente justo que haga grandes avances en uno o varios de los relatos que he comenzado ya... es por eso que agregué, en la columna derecha, una encuesta para saber cual es la historia actual que más les interesa... por favor voten porque dependiendo de los resultados decidiré a cual de las historias darle prioridad. 

lunes, 14 de febrero de 2011

"Punto de Quiebre" (Nombre Provisional) 2. Version 1.0

2
Los tres estuvieron en silencio durante todo el camino,  solo se escuchaba el sonido del motor del carro. Las calles estaban vacías, casi fantasmales. Media hora después de haber salido de la estación llegaron a la casa. A las afueras de la ciudad, grande, de dos pisos, y aislada como estaba, la casa era el sitio perfecto para un crimen como el que había tenido lugar hace una horas.
Jorge abrió la puerta principal y antes de entrar lanzo una mirada a los policías, no los quería adentro con él, no en ese momento. Respiró hondo y dio el primer paso. Cuando ya estuvo totalmente adentro cerró la puerta tras de sí. Miró alrededor en la sala. Como era de esperarse los cuerpos ya no estaban, sin embargo, las manchas de sangre que se extendían por el suelo y las paredes produjeron un efecto en él mucho mayor de lo que esperaba. Las nauseas impulsaron su cuerpo, por pura inercia, hacía el baño.
Una vez terminó de vomitar se quedó quieto, escuchando, o al menos tratando de percibir otro sonido que no fuera el de su propia respiración. Era increíble, aquel silencio tan penetrante, la casa se sentía incluso más sola que el día en el la habían visto por primera vez un poco más de diez años antes, cuando estaba totalmente vacía.
Se paró, midiendo cada movimiento, salió del baño y, sin dirigir la mirada a la sala de estar, caminó por el largo pasillo hasta una puerta negra que marcaba la entrada a su habitación.
Jorge siempre había sido un muchacho muy inteligente, demasiado para su edad, y su habitación daba todas las señas de eso. Todo perfectamente ordenado, libros, juegos, todo. Y en la esquina el escritorio y el acuario con sus lagartijas mascota.
Estuvo inmóvil un tiempo en el centro de la habitación antes de darse cuenta de que la lámpara de su escritorio estaba prendida. No recordaba haberla dejado de ese modo, pero no le dio importancia al asunto. Se acercó para apagarla y su mirada se posó en la foto familiar que estaba adherida al tablero de corcho. la desprendió cuidadosamente y la tomó entre sus manos.
Ahí estaban todos. Su padre estaba en el centro, erguido y con el porte orgulloso que siempre lo había caracterizado, había sido un buen juez, uno de los mejores del país. Sin embargo, era un poco contradictorio, aunque decía que los triunfos de la mente eran más valiosos siempre le había dado más importancia a los triunfos deportivos de su hijo mayor que a los obtenidos por Jorge. A su derecha, abrazada a su padre, estaba su madre. Aunque amaba a sus hijos y a su esposo, la buena vida la había malacostumbrado y se ponía demasiada atención a ella misma, hasta el punto de descuidar y casi parecer indiferente a su familia. A la izquierda del padre estaba el hermano mayor de Jorge, un muchacho fornido que era más músculos que cerebro, eran polos opuestos, jamás lograron llevársela bien.
Un poco más a la derecha, como si no pertenecieran del todo al cuadro, estaban Jorge y su hermana Isabel. Eran de la misma edad, pero ella era adoptada, era simplemente el resultado de un arrebato de caridad de una mujer adinerada que intentaba ganar popularidad obteniendo reputación de “humanitaria”. En el momento en que la vio Jorge sintió como pasaba un escalofrío por su columna, algo en su estomago pareció encenderse y una sonrisa misteriosa apareció en su cara. Era una sensación extraña, tal vez se debía al hecho de que ella era la única que había sobrevivido, con él. ¿Qué había tenido que ver para entrar en estado de shock? Se preguntó Jorge.
Las lagrimas empezaron a brotar de sus ojos de nuevo. Era cierto, no habían sido la familia perfecta, y aunque no lo apreciaran, o simplemente lo ignoraran la mayor parte del tiempo, Jorge los quería, incluso a su hermano.
Se limpió con el dorso de la mano, dobló la foto por la mitad y la metió en su billetera.
Se acostó, miró hacia en reloj que estaba en su mesa de noche, eran ya casi las 7 de la mañana. El sopor lo invadió y, sin siquiera darse cuenta, se quedó dormido.

lunes, 24 de enero de 2011

"Punto de Quiebre" (nombre provisional) 1. Vesion 1.0

Este texto que leerán a continuación lo escribí hace algún tiempo ya... en ese momento tenía unas especificaciones que de una manera u otra me limitaban... solo tenía un máximo de 13 páginas para escribir toda la historia... a eso se refiere precisamente el "Version 1.0"... al tener un límite como ese me ví obligado a resumir mucho en algunas partes... me encuentro en el proceso de re-escritura pero quería que vieran como comenzó esta historia de  7 capitulos.. en lo que se refiere a los demás textos quiero decir que también han venido avanzando, pero creo que se darán cuenta ustedes mismos... sin más preambulo... aqui va el primero:

1

-          Entonces… ¿Dice usted que quedó inconsciente?
La sala de interrogatorios de la estación era si duda la habitación más fría de toda la edificación. Toda la sala estaba diseñada para presionar a los sujetos interrogados. No era muy típica a decir verdad: era rectangular, por lo menos 2 veces más larga que ancha, una única puerta se encontraba en la pared norte (la más pequeña del recinto), prácticamente toda la pared oriental era un gran y único “espejo”; de resto todo era gris, desde el inclinado techo, las paredes (incluyendo la puerta) y las baldosas que cubrían el suelo hasta las sillas y la mesa ubicadas contra la pared más alejada de la puerta.
Los interrogados, desesperados ya de por si por el hecho de estar siendo interrogados veían sentados cómo las paredes se iban angostando de tal manera que la única salida que había se veía más distante de lo que en realidad estaba.
Jorge miró a su alrededor una vez más, era la primera vez que estaba dentro de una de esas, siempre lo habían intrigado, pero ahora que estaba allí prefería incluso los calabozos.
-          No quedé, ¡me DEJARON inconsciente!
-          Mmm… que oportuno… fue el único que no salió herido… y estaba inconsciente.
-          ¿¡PERDON!? ¿ESTA USTED DICIENDO QUE YÓ FUI EL CULPABLE? ¿QUÉ YÓ ASESINÉ A MI FAMILIA?
-          ¡DIGAMELO USTED! – dijo el detective dando un golpe seco sobre la mesa con la mano totalmente abierta - ¡Su mamá degollada!, ¡Su papá descuartizado!, ¡Su hermano asfixiado!, ¡Su hermana golpeada hasta la inconsciencia! ¿¡Y a usted no le hicieron nada!? ¿¡No le parece raro!?
Jorge abrió su boca esperando a que las palabras salieran de ella por si solas, sin embargo, lo único que logró salir de él fueron las espesas lágrimas que se deslizaban por sus mejillas y un grito ahogado. Después de casi ocho horas era la primera vez que daba rienda suelta a todo lo que tenía por dentro. Trató de controlarlo, al comienzo, pero se dio cuenta de que era inútil, así que se limitó a meter la cara entre las manos.
-          Repasemos todo esto. ¿Qué fue exactamente lo que sucedió? – preguntó el detective una vez lo vio calmado.
-          Estábamos viendo una película… en la sala – logró decir el muchacho entre sollozos -, fui a la cocina a servir bebidas para todos… volví con los vasos llenos… decidimos hacer un brindis, hace mucho no pasábamos una noche juntos, la familia completa… tomamos todos al tiempo… y de pronto todo empezó a dar vueltas… no recuerdo más… me despertaron los paramédicos.
El detective, que durante todo el testimonio había estado tomando notas en una pequeña libreta, levantó lentamente la vista, la dirigió hacia Jorge y la sostuvo, intentando descifrar a la persona que tenía al frente, a ese delgado muchacho de cabello negro. Era imposible que alguien como él hubiera cometido tal atrocidad, ni siquiera parecía lógico.
-          Está bien, puede irse. Sin embargo enviaremos con usted agentes que vigilarán su casa las 24 horas, es posible que el asesino intente llegar a usted.
Dicho esto se levantó de la mesa y con pasos largos, pero ligeros, se retiró. Jorge se quedó inmóvil un pequeño instante antes de pararse. Lentamente dio uno, dos pasos, y al momento en el que su pie tocó el suelo para completar el tercero sus rodillas flaquearon, dejándolo inclinado en el suelo. Alguien extendió una mano, y sintiendo como si se encontrara en un cuerpo ajeno al suyo, Jorge vio como su propia mano se levantaba y tomaba aquella otra extremidad desconocida.
-          Mucho gusto, William Díaz. Soy, junto con el agente Salgado, el que va a estar encargado de su vigilancia durante un tiempo

sábado, 8 de enero de 2011

"Historia nueva" - Parte 2

Empezó a sonreír, se arrepintió y volvió a la seriedad, levanto la mano y con un ademán le indico que se acercara.



❉❉❉

Por alguna razón que no pudo definir, su cuerpo parecía no responderle. Se quedó absolutamente inmóvil mientras lo observaba conversar con su amigo, este parecía estar disculpándose por algo. Era extraño estar contemplando la escena, nunca se había fijado en otras personas aparte de sus amigos, no con esa in-entendible atención con la que lo estaba haciendo en ese momento.
Lo vio sonreír por primera vez y se dijo a si misma que tal vez no era un sujeto tan frío después de todo. Sin embargo eso no quitaba el hecho de que había sido grosero con ella, no podía darle ese tipo de licencias a nadie. Tarde o temprano él tendría que romper el silencio, nadie se resistía a hablar con ella, y el no sería el primero.
Igual, ¿Qué importaba?, mejor incluso si no le hablaba. Al fin y al cabo él no tenía muchos amigos y no se interesaría por ella sino por su popularidad. Estaba cansada de eso, cansada de tener gente detrás de ella observándola todo el tiempo, gente que solo esperaba obtener un poco de la luz que la vida le había dado a ella, o al menos eso decía su padre.
Últimamente se preguntaba mucho si la vida que llevaba era realmente el tipo de vida que quería tener. Hacer las cosas solo por lo que los demás dijeran, hacer cosas que a veces ni siquiera le gustaban solo porque era lo que “tenía” que hacer para mantener su posición. Cada vez sentía más esa necesidad por algo que le era desconocido, y que sin embargo anhelaba con todo su ser.
Tal vez había algo que el resto del mundo pudiera ofrecerle, tal vez encontraría lo que estaba buscando, aun sin saber que era, en algún lugar afuera del entorno en el que siempre había estado. Incluso llego a considerar, solo por un momento, la posibilidad de que ese muchacho distante y desconocido pudiera llegar a ser la puerta que la dejara salir a ver el mundo tal y como era. Pero fue solo un momento, su ser no estaba todavía totalmente convencido de que aquel cambio fuera bueno, y era simplemente normal. Además, ¿Él?, estaba segura de que había un millón de posibilidades que eran mejores que ese insípido y rígido personaje.
Tan absorta estaba, que no se dio cuenta de que era la última persona que quedaba en donde estaban los buses. Lo vio hacerle un ademán con las mano y por un momento, solo por un momento, le pareció ver una tímida sonrisa formarse en su boca. Cerró sus ojos con incredulidad varias veces. Si, había sido una impresión simplemente, allí estaba él, moviendo su mano con aquella expresión de indiferencia en su cara, y con él, esa distancia que parecía insondable.
Comenzó a caminar hacia el lugar en donde él estaba. Se dio cuenta de que él la estaba mirando, pero había algo diferente en su mirada. Parecía como si, de algún modo, hubiera aún más determinación en él , y tal vez un poco de curiosidad. Era una mirada intensa. Recordaría esa mirada por mucho tiempo, y por mucho tiempo se preguntaría lo que podía significar. Llegó a su lado y él, sin decir una sola palabra, simplemente giro 180º sobre los talones y comenzó a caminar, primero con un paso acelerado, que a ella le costó seguir, y luego a una velocidad menor.
Cuando llegaron a donde estaba el resto del grupo estaban dando las indicaciones de seguridad. El lugar había sido en alguna época una de las más grandes minas de oro, pero había sido abandonada una vez se habían acabado las reservas del metal. Muchos años después lo convirtieron en una atracción turística, una algo peligrosa si le preguntaban a ella. Lo cierto es que estaba un poco asustada, siempre la habían asustado los lugares reducidos, no era claustrofobia pero creía que con él tiempo, y bajo las circunstancias correctas podía llegar perfectamente a eso.
Se hizo una fila atrás de un viejo ascensor, una cabina (que más bien parecía una capsula) con paredes de reja oxidada. Era el ascensor original, les había explicado el guía. Cuando bajaba, las poleas y el cable chirreaban. Ella empezó a sentirse nerviosa a medida que se acercaban,  el volumen del sonido parecía aumentarse a cada paso y empezaba a martillar en su cabeza. Miró a su alrededor pero parecía ser la única consciente del asunto, en un último arrebato de esperanza decidió girar su cabeza al único punto a donde no la había dirigido, él. Y allí estaba, otra de esas miradas indescifrables, con una ceja a medio levantar sus ojos parecían estar posándose sobre la parte superior del ascensor, el lugar donde estaban las poleas, y la boca un poco tensionada casi parecía que estuviera divirtiéndose con algo que ella no lograba percibir.  

miércoles, 22 de diciembre de 2010

"No lo recuerdo" - El cortometraje

Lo prometido es deuda... aquí les dejo mi debut como director, un cortometraje basado en "No lo recuerdo" (fragmento)...