lunes, 24 de enero de 2011

"Punto de Quiebre" (nombre provisional) 1. Vesion 1.0

Este texto que leerán a continuación lo escribí hace algún tiempo ya... en ese momento tenía unas especificaciones que de una manera u otra me limitaban... solo tenía un máximo de 13 páginas para escribir toda la historia... a eso se refiere precisamente el "Version 1.0"... al tener un límite como ese me ví obligado a resumir mucho en algunas partes... me encuentro en el proceso de re-escritura pero quería que vieran como comenzó esta historia de  7 capitulos.. en lo que se refiere a los demás textos quiero decir que también han venido avanzando, pero creo que se darán cuenta ustedes mismos... sin más preambulo... aqui va el primero:

1

-          Entonces… ¿Dice usted que quedó inconsciente?
La sala de interrogatorios de la estación era si duda la habitación más fría de toda la edificación. Toda la sala estaba diseñada para presionar a los sujetos interrogados. No era muy típica a decir verdad: era rectangular, por lo menos 2 veces más larga que ancha, una única puerta se encontraba en la pared norte (la más pequeña del recinto), prácticamente toda la pared oriental era un gran y único “espejo”; de resto todo era gris, desde el inclinado techo, las paredes (incluyendo la puerta) y las baldosas que cubrían el suelo hasta las sillas y la mesa ubicadas contra la pared más alejada de la puerta.
Los interrogados, desesperados ya de por si por el hecho de estar siendo interrogados veían sentados cómo las paredes se iban angostando de tal manera que la única salida que había se veía más distante de lo que en realidad estaba.
Jorge miró a su alrededor una vez más, era la primera vez que estaba dentro de una de esas, siempre lo habían intrigado, pero ahora que estaba allí prefería incluso los calabozos.
-          No quedé, ¡me DEJARON inconsciente!
-          Mmm… que oportuno… fue el único que no salió herido… y estaba inconsciente.
-          ¿¡PERDON!? ¿ESTA USTED DICIENDO QUE YÓ FUI EL CULPABLE? ¿QUÉ YÓ ASESINÉ A MI FAMILIA?
-          ¡DIGAMELO USTED! – dijo el detective dando un golpe seco sobre la mesa con la mano totalmente abierta - ¡Su mamá degollada!, ¡Su papá descuartizado!, ¡Su hermano asfixiado!, ¡Su hermana golpeada hasta la inconsciencia! ¿¡Y a usted no le hicieron nada!? ¿¡No le parece raro!?
Jorge abrió su boca esperando a que las palabras salieran de ella por si solas, sin embargo, lo único que logró salir de él fueron las espesas lágrimas que se deslizaban por sus mejillas y un grito ahogado. Después de casi ocho horas era la primera vez que daba rienda suelta a todo lo que tenía por dentro. Trató de controlarlo, al comienzo, pero se dio cuenta de que era inútil, así que se limitó a meter la cara entre las manos.
-          Repasemos todo esto. ¿Qué fue exactamente lo que sucedió? – preguntó el detective una vez lo vio calmado.
-          Estábamos viendo una película… en la sala – logró decir el muchacho entre sollozos -, fui a la cocina a servir bebidas para todos… volví con los vasos llenos… decidimos hacer un brindis, hace mucho no pasábamos una noche juntos, la familia completa… tomamos todos al tiempo… y de pronto todo empezó a dar vueltas… no recuerdo más… me despertaron los paramédicos.
El detective, que durante todo el testimonio había estado tomando notas en una pequeña libreta, levantó lentamente la vista, la dirigió hacia Jorge y la sostuvo, intentando descifrar a la persona que tenía al frente, a ese delgado muchacho de cabello negro. Era imposible que alguien como él hubiera cometido tal atrocidad, ni siquiera parecía lógico.
-          Está bien, puede irse. Sin embargo enviaremos con usted agentes que vigilarán su casa las 24 horas, es posible que el asesino intente llegar a usted.
Dicho esto se levantó de la mesa y con pasos largos, pero ligeros, se retiró. Jorge se quedó inmóvil un pequeño instante antes de pararse. Lentamente dio uno, dos pasos, y al momento en el que su pie tocó el suelo para completar el tercero sus rodillas flaquearon, dejándolo inclinado en el suelo. Alguien extendió una mano, y sintiendo como si se encontrara en un cuerpo ajeno al suyo, Jorge vio como su propia mano se levantaba y tomaba aquella otra extremidad desconocida.
-          Mucho gusto, William Díaz. Soy, junto con el agente Salgado, el que va a estar encargado de su vigilancia durante un tiempo

sábado, 8 de enero de 2011

"Historia nueva" - Parte 2

Empezó a sonreír, se arrepintió y volvió a la seriedad, levanto la mano y con un ademán le indico que se acercara.



❉❉❉

Por alguna razón que no pudo definir, su cuerpo parecía no responderle. Se quedó absolutamente inmóvil mientras lo observaba conversar con su amigo, este parecía estar disculpándose por algo. Era extraño estar contemplando la escena, nunca se había fijado en otras personas aparte de sus amigos, no con esa in-entendible atención con la que lo estaba haciendo en ese momento.
Lo vio sonreír por primera vez y se dijo a si misma que tal vez no era un sujeto tan frío después de todo. Sin embargo eso no quitaba el hecho de que había sido grosero con ella, no podía darle ese tipo de licencias a nadie. Tarde o temprano él tendría que romper el silencio, nadie se resistía a hablar con ella, y el no sería el primero.
Igual, ¿Qué importaba?, mejor incluso si no le hablaba. Al fin y al cabo él no tenía muchos amigos y no se interesaría por ella sino por su popularidad. Estaba cansada de eso, cansada de tener gente detrás de ella observándola todo el tiempo, gente que solo esperaba obtener un poco de la luz que la vida le había dado a ella, o al menos eso decía su padre.
Últimamente se preguntaba mucho si la vida que llevaba era realmente el tipo de vida que quería tener. Hacer las cosas solo por lo que los demás dijeran, hacer cosas que a veces ni siquiera le gustaban solo porque era lo que “tenía” que hacer para mantener su posición. Cada vez sentía más esa necesidad por algo que le era desconocido, y que sin embargo anhelaba con todo su ser.
Tal vez había algo que el resto del mundo pudiera ofrecerle, tal vez encontraría lo que estaba buscando, aun sin saber que era, en algún lugar afuera del entorno en el que siempre había estado. Incluso llego a considerar, solo por un momento, la posibilidad de que ese muchacho distante y desconocido pudiera llegar a ser la puerta que la dejara salir a ver el mundo tal y como era. Pero fue solo un momento, su ser no estaba todavía totalmente convencido de que aquel cambio fuera bueno, y era simplemente normal. Además, ¿Él?, estaba segura de que había un millón de posibilidades que eran mejores que ese insípido y rígido personaje.
Tan absorta estaba, que no se dio cuenta de que era la última persona que quedaba en donde estaban los buses. Lo vio hacerle un ademán con las mano y por un momento, solo por un momento, le pareció ver una tímida sonrisa formarse en su boca. Cerró sus ojos con incredulidad varias veces. Si, había sido una impresión simplemente, allí estaba él, moviendo su mano con aquella expresión de indiferencia en su cara, y con él, esa distancia que parecía insondable.
Comenzó a caminar hacia el lugar en donde él estaba. Se dio cuenta de que él la estaba mirando, pero había algo diferente en su mirada. Parecía como si, de algún modo, hubiera aún más determinación en él , y tal vez un poco de curiosidad. Era una mirada intensa. Recordaría esa mirada por mucho tiempo, y por mucho tiempo se preguntaría lo que podía significar. Llegó a su lado y él, sin decir una sola palabra, simplemente giro 180º sobre los talones y comenzó a caminar, primero con un paso acelerado, que a ella le costó seguir, y luego a una velocidad menor.
Cuando llegaron a donde estaba el resto del grupo estaban dando las indicaciones de seguridad. El lugar había sido en alguna época una de las más grandes minas de oro, pero había sido abandonada una vez se habían acabado las reservas del metal. Muchos años después lo convirtieron en una atracción turística, una algo peligrosa si le preguntaban a ella. Lo cierto es que estaba un poco asustada, siempre la habían asustado los lugares reducidos, no era claustrofobia pero creía que con él tiempo, y bajo las circunstancias correctas podía llegar perfectamente a eso.
Se hizo una fila atrás de un viejo ascensor, una cabina (que más bien parecía una capsula) con paredes de reja oxidada. Era el ascensor original, les había explicado el guía. Cuando bajaba, las poleas y el cable chirreaban. Ella empezó a sentirse nerviosa a medida que se acercaban,  el volumen del sonido parecía aumentarse a cada paso y empezaba a martillar en su cabeza. Miró a su alrededor pero parecía ser la única consciente del asunto, en un último arrebato de esperanza decidió girar su cabeza al único punto a donde no la había dirigido, él. Y allí estaba, otra de esas miradas indescifrables, con una ceja a medio levantar sus ojos parecían estar posándose sobre la parte superior del ascensor, el lugar donde estaban las poleas, y la boca un poco tensionada casi parecía que estuviera divirtiéndose con algo que ella no lograba percibir.