sábado, 27 de noviembre de 2010

Visita 1000!!!

Me complace decir que esta semana el blog alcanzó la visita número 1000!!! 500 visitas en los últimos 3 meses!!!! Es muy gratificante para mi y les agradezco... aquí los dejo con un fragmento un poco más largo de lo normal de la historia nueva...

Y allí estaba de nuevo, aquella mirada que con tanta frecuencia aparecía en su rostro últimamente, aquella mirada de resignado remordimiento, aquella mirada que aparecía cada vez que la veía, esa mirada que además dejaba entrever la cobardía y poca confianza que tenia frente a las mujeres que le interesaban.
Lo más probable era que no fuera a ser capaz de superar ese episodio. Tal vez nunca sería capaz de conectarse así con nadie más. Nunca sería capaz de entablar una relación en la que como mínimo hubiera mitad de conexión con nadie más. Aunque el contacto físico había sido casi nulo (hasta los momentos finales), aunque incluso no habían cruzado casi palabras, él la conocía ahora perfectamente, sus miedos, sus ilusiones, incluso sus tics, y a su vez, aunque no se diera cuenta, ella lo conocía a el mejor que nadie en el mundo, solo a ella le había dejado ver su verdadero ser.
Y sin embargo estaba allí, después de todo por lo que habían pasado y aun no era capaz de hablarle. Es más, ella, de alguna manera, fingía que todo aquello no había pasado, o al menos eso le parecía a él.
Todo había empezado con la salida de campo.

❉❉❉

Él era un muchacho reservado, tal vez demasiado. Había en realidad pocas personas que hablaran con él, y de esas pocas solo a uno lo consideraba como su amigo, y ni aun a él le revelaba poco. A decir verdad, era un muchacho bastante solitario, estaba convencido de que sus cosas no tenían porque importarle a nadie (casi nadie) más que a él, y que a decir verdad a nadie más le importaban. El hecho es que cada vez que había intentado ser un poco más elocuente respecto a lo que sentía se había topado con una serie de personas a las que no les importaba o ni siquiera lo entendían. Así que esa vez, cuando pidieron a los estudiantes de penúltimo año hacerse en parejas, no le sorprendió, ni afecto, el hecho de haber quedado solo, al contrario, le pareció un beneficio el no tener que entablar otra aburrida conversación.

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Ella, por su lado, era lo que se podría decir “popular”. Era simplemente hermosa (hasta él lo reconocía), era inteligente, aunque le costaban un poco las matemáticas, y además (y lo más importante para ella), era la novia del muchacho más popular y adinerado del colegio entero. Su vida entera había transcurrido dentro de una burbuja en la que solo las apariencias importaban, y ni siquiera todo ese potencial que había dentro de ella podía ver a través de eso y darse cuenta de las cosas realmente importantes. Y sin embargo, toda aquella popularidad no parecía ser suficiente para ella, de alguna manera, aunque creía tenerlo todo, había un hoyo en su interior, a pesar de estar rodeada de personas que la miraban con admiración casi ciega, se sentía una más del montón, no se sentía especial, se sentía sola. A decir verdad, lo que sucedería más adelante ese día seria igual de importante para ella como lo fue para él.
Ese día, su novio no había podido ir a la salida. Todas sus amigas planeaban aprovechar el momento para seducir a sus sujetos de interés, por lo que ya tenían sus parejas auto asignadas y por ningún motivo iban a cambiar sus planes, ni siquiera por su “más querida amiga”. Para su tormento, tendría que estar sola durante todo el recorrido, o peor aún, con alguno de esos idiotas de su curso.
Para el momento en el que se había terminado la asignación de parejas, el destino, o lo que sea que fuera, ya había jugado sus cartas y los únicos que quedaban solos eran ellos dos. Como era de esperarse, y a pesar de todos los reclamos por parte de ella, la profesora los puso juntos.
-        Seamos honestos, a mí tampoco me gusta la idea de estar con usted todo este tiempo, así que hagamos esto sencillo ¿Sí? Usted no me habla y yo no le hablo a menos que sea absolutamente necesario.
Ella abrió su boca intentando dar una respuesta, pero las palabras no salieron de ella, ni siquiera pudieron organizarse en su cabeza. Simplemente estaba en shock. ¿Cómo era posible que alguien no pudiera disfrutar estando con ella? ¿Cómo era posible que este geek no se diera cuenta de la oportunidad que tenía en frente? ¿Es que no se daba cuenta de que con suerte, y portándose bien con ella, lograría obtener tal vez, y solo tal vez, algo de posición dentro de la complicada estructura social del colegio?
Lo miró a los ojos (mientras cerraba la boca) e intentó darle su peor mirada. Él mantuvo el contacto visual cómo si nada de aquello lo afectara y ella no pudo evitar notar todo el carácter que había detrás de esos ojos de color extrañamente indefinido. Por un momento todo pareció detenerse y ella ni siquiera se dio cuenta de que sus amigas pasaban por su lado exhibiendo sus sonrisas burlonas. Haciendo una mueca de asco, él apartó por fin su mirada y empezó a caminar. Desconcertada, ella no puedo hacer más que verlo alejarse y reunirse con otro muchacho. ¿Cómo podía existir alguien que no sucumbiera bajo su influencia? ¿Cómo podía existir alguien tan despreocupado? ¿Tan frío? ¿Tan seco? ¿Tan, tan… GROSERO?

❉❉❉

Él la vio abrir su boca y esperó oír algún reclamo infantil, sin embargo, ella no dijo nada, al parecer se había arrepentido, o tal vez no. Lo miró, en cambio, a los ojos con una expresión de rabieta infantil que lo divirtió bastante (tuvo que contener la sonrisa que estuvo a punto de aparecer en su rostro) y que lentamente fue dando par a una mirada neutral y casi vacía. El mantuvo su mirada firme mientras, sin que ella se diera cuenta, la leía. Lo que vio lo sorprendió y desconcertó al mismo tiempo.
Detrás de toda esa popularidad y esa aparente felicidad, él logró descubrir niveles insospechados de soledad, inseguridad y miedo. ¿Era posible que todos fueran como él? ¿Era posible que no fuera el único ser que estuviera tan solo cómo él lo estaba? Hacerse todas esas preguntas y ver la posible respuesta lo asusto, ella lo asusto en una medida que nunca podría saber. ¿Podría ser ella diferente? Tal vez era mejor que no lo supiera nunca. Alejó estos pensamientos de su mente mientras, de reojo, veía como por su lado pasaba el grupo de amigas de ella. Aquel grupo de personas superficiales y estúpidas que miraban a más de la mitad del mundo por encima del hombro, como si fueran inferiores a ellas. Aquel grupo que no sabía nada de la vida real. Tarde o temprano se estrellarían contra el mundo, y él deseaba estar presente en ese momento. Aquel grupo al que ella pertenecía, no debía olvidarlo, no se lo permitiría (al menos eso pensaba).
No pudo evitar sentir repulsión en el momento en el que se dio cuenta de que la miraban a ella con expresión de burlesco gozo. No era difícil saber lo que estaba pasando por sus cabezas, con toda seguridad estarían disfrutando de verla a ella obligada a estar con él. Es más, estarían pensando ya en el posible provecho futuro que el hecho pudiera tener.
¿Podría ser ella diferente?
Por fin pudo dejar de mirarla, y con una expresión de asco se alejo de ella. Luego se lamentaría al enterarse de que ella había pensado que esa mirada iba dirigida a ella. Más adelante encontró a Camilo, si amigo. Vio que tenía cara de estar divirtiéndose a cuesta suya y pudo relajarse.
-        Qué pena hermano, pero sabe que no puedo dejar pasar esta oportunidad de lograr algo con Alejandra – dijo el cambiando su expresión por una mueca exagerada de vergüenza de esas que tan bien se le daban, y en la que todo el mundo (menos él) caía.
-        ¡Bah! No importa – respondió él haciendo un ademán con la mano.
-        Igual mire que salió beneficiado, hubiera sabido yo que le iba a tocar con ella me quedo sin pareja – dijo en medio de la risa.
No desde muy lejos se escuchó la voz de Alejandra llamando a Camilo, este se despidió y se fue. Él por su lado, se volteó lentamente y la vio allí parada todavía, en el mismo lugar en el que la había dejado. ¿Podría ser ella diferente? Por más que lo quería, y por más que trataba de evitarla, la inquietud seguía acechándolo. Tal vez había sido demasiado duro con ella, demasiado rudo. No podía simplemente no darle la oportunidad ¿Qué clase de hipócrita sería si hiciera lo mismo que las personas a quienes repudiaba hacían y no le daba una simple oportunidad?
¿Pero en qué estaba pensando? Lo más probable es que ella fuera una más del montón, que fuera igual al resto de sus amigas. ¿Qué había en esa mirada que lo había hecho cuestionarse de esa manera? ¿Qué había en ELLA? Tenía que averiguarlo, pero su orgullo y su prudencia eran lo suficientemente fuertes como para advertirle que no debía retirar sus palabras y esperar a que ella rompiera el silencio.
Empezó a sonreír, se arrepintió y volvió a la seriedad, levanto la mano y con un ademán le indico que se acercara.

martes, 9 de noviembre de 2010

Nuevo Blog: Aiwellonen Digital

Como parte de un trabajo de clase he decidido abrir una nueva dirección de blog: "Aiwellonen Digital", un blog dedicado únicamente al proyecto "As Dead As It Gets".
Ultimamente me he visto atraído hacía la teoría del Multiverso, me gusta la idea de que puedan existir infinitos universos y de que cada posibilidad de desarrollo para cada momento de nuestras vidas EN REALIDAD esta teniendo lugar simultáneamente en algún otro universo. Y aunque las posibilidades son infinitas, estoy empezando a darme cuenta de que mis ideas son bastante finitas.
El proyecto "As dead as it gets" surge a partir del ya mencionado interes, enfocado a un solo asunto en específico: LA MUERTE. En la mayoría de los casos representaré TODAS Y CADA una de las maneras de morir en un mismo momento, muertes simultáneas de (el mayor número que me sea posible) un mismo, hipotético y desafortunado personaje.
Tengo ya una lista de muertes preferidas que obedecen a otras de mis grandes obsesiones, pero digamos que es demasiado prematuro exponerlas todavía.
No he definido todavía el momento común a todas las muertes. El cruce de una calle es por el momento la situación que puntea las posibilidades.
Estoy abierto a sugerencias en lo que se refiere a TODO: Momento común, posibilidades de muerte, técnicas a utilizar. Siéntanse libres de comentar, las mejores sugerencias las llevaré a cabo.
Encontraran el link en el primer modulo de la columna derecha "Mi lista de Blogs"

domingo, 7 de noviembre de 2010

Un adelanto de lo que se viene... La Introducción

Una corta introducción que constituye el inicio del relato... los primeros 3 (y un poquito más) parrafos de esta historia en donde me he propuesto nuevos retos. Espero que sea de su agrado.

Y allí estaba de nuevo, aquella mirada que con tanta frecuencia aparecía en su rostro últimamente, aquella mirada de resignado remordimiento, aquella mirada que aparecía cada vez que la veía, esa mirada que además dejaba entrever la cobardía y poca confianza que tenia frente a las mujeres que le interesaban.

Lo más probable era que no fuera a ser capaz de superar ese episodio. Tal vez nunca sería capaz de conectarse así con nadie más. Nunca sería capaz de entablar una relación en la que como mínimo hubiera la mitad de conexión con nadie más. Aunque el contacto físico había sido casi nulo (hasta los momentos finales), aunque incluso no habían cruzado casi palabras, él la conocía ahora perfectamente, sus miedos, sus ilusiones, incluso sus tics, y a su vez, aunque no se diera cuenta, ella lo conocía a el mejor que nadie en el mundo, solo a ella le había dejado ver su verdadero ser.

Y sin embargo estaba allí, después de todo por lo que habían pasado y aun no era capaz de hablarle. Es más, ella, de alguna manera, fingía que todo aquello no había pasado, o al menos eso le parecía a él.

Todo había empezado con la salida de campo.

lunes, 1 de noviembre de 2010

La Puerta Oscura (fragmento)

Este fragmento pertenece al libro que estoy leyendo actualmente "La Puerta Oscura: El Viajero", el primer tomo de la que creo es una trilogia (he visto solo tres tomos hasta ahora) del escritor español David Lozano. Me gusta bastante y quería traerlo a colación.

...
Ella acompañó sus palabras con una nueva postura: se tumbó junto a Pascal que , algo violento, sintió por un instante el pelo lacio de la chica rozar su antebrazo. << ¿Se había tratado de un contacto accidental? >>, se preguntó él.
Cualquier movimiento de Beatrice, siempre armonioso, transmitía una impresión tan casual, que Pascal se resistía a pensar que había otra intención. A pesar de lo tentadoras que resultaban las otras opciones.
Fruto de aquella incomodidad que ella no parecía percibir y que avergonzaba a Pascal, él se quedó en silencio y aprovechó para terminar su bocadillo hasta que Beatrice le anunciara que podían conmtinuar el camino.
Los minutos se agolpaban con la lentitud propia de aquel universo apagado. Los ojos de Pascal se cansaron de observar el triste panorama que los rodeaba, todo negrura sobre el firme pedregoso de aquella planicie yerma que coronaba los acantilados, más allá de las cienagás. Y entonces, traviesas, sus pupilas se posaron en el cuerpo de Beratrice, al principio de un modo fugaz, tímido, curioso, y más adelante con la determinación intrépida de un minucioso examen.
A Pascal lo invadió una repentina sed mientras observaba los gruesos labios de Beatrice entreabiertos, sin aliento, sus facciones delicadas, su camiseta corta que dejaba entrever un vientre suave e insinuaba las curvas de unos pechos que no oscilaban porque ella no respiraba, solo aguardaba.
Aguardar. Pascal llevaba toda la vida haciéndolo, al igual que con Michelle cuando se la arrebataron. Y ahora entaba con Beatrice, un ángel en el reino de los demonios. Él tampoco respiraba, o más bien sentía unas extranas ganas de respirarla a ella, azotado por la soledad implacable de ser un aventurero entre deconocidos, obedeciendo a un rumbo tan impreciso como lo era su propio destino como Viajero.
Su futuro se hallaba envuelto en una nebulosa. Procuraba agarrarse al recuerdo de su mundo, pero ni siquiera albergaba la seguridad de que Michelle hubiera decidido aceptar su proposición, una incógnita que había perdido su importancia en el preciso instante en que la vida de ella empezó a correr peligro.
Así que, por el momento, estaba solo.
Beatrice continuaba tendida sobre el suelo, sensual sin pretenderlo o quizá por ello, con una pierna flexionada en ángulo recto y la cabeza apoyada en un brazo que descansaba en la tierra. Su mirada, soñadora, se perdía en la lejanía. Quién sabe si recordando su vida, su prematura muerte... o cuán distinto sería todo si compartiera con Pascal la sangre oxigenada que fluía por las venas del chico. O cuán distinto sería todo si no existiese Michelle con el poderoso efecto de su ausencia.
Pacal no habría podido precisar cuál de aquellos pensamientos la mantenía absorta, aunque, a pesar del poco tiempo que hacía que se conocían, compartir experiencias tan intensas proporcionaba un grado de complicidad, de intimidad, incomprensible en la realidad cotidiana. No. La causa de que Pascal no tuviera ni idea de lo que pasaba por la mente de Beatrice era que su cerebro se había colapsado con una única idea, arrolladora, que ganaba fuerza cada segundo: acariciar aquella piel blanca de diecisiete años que cubría al espíritu errante ocultando su condición inerte, sentir su roce, saborearla.
Quería tocarla.
Ya compensaría él su tacto frío, ya despertaría con su aliento los pulmones de aquella criatura hermosa y profunda.
Pascal había enrojecido en medio de su mutismo, anonadado ante el poder de una pasión incontrolada que le enseñó la diferencia entre el deseo y el amor. Porque seguía amando a Michelle, aquello era otra cosa, pero que importaba mucho en aquel presente paralelo donde cada hora podía ser la última. Tragó saliva, incapaz de pronunciar una palabra que llamase la atención de Beatrice, que lograse que ella volviese la cabeza terminando así con aquel atormentador recorrido visual por su cuerpo, que él prolongaba de un modo morboso.
Confundido, Pascal sentía las reacciones de su cuerpo -los latido enérgicos, la sequedad en la boca- que le hacían anhelar que aquella turbadora espera terminase pronto, aunque no encontraba la determinación suficiente para hacer algo que lo provocara. Y es que, en su estado de confusa exitación no respondía de sí mismo, estaba a punto de perder el control arrastrado por la avalancha de un instinto ingobernable que pugnaba por liberarse, por liberarlo.
Ni siquiera podía asegurar que regresara vivo de aquella locura, que llegase a encontrar a Michelle. Que volviese a ver a su familia, a sus amigos.
A partir de aquel momento, podían perderse para siempre en la Oscuridad, como aquellos cohetes espaciales mal programados que pasan de largo frente a su objetivo, condenados de forma irreversible a vagar eternamente por el universo.
Aquellas posibilidades debilitaban su resistencia. Y es que aún estaba vivo.
Beatrice giró su rostro hacia él, y su gesto asombrado ante el aturdido semblante del Viajero casi logró quebrar la barreras que él intentaba en vano construir, pues en la transparencia de sus pupilas, Pascal había distinguido un atisbo de complicidad. El chico no quiso pensar más, con la esperanza de reunir el valor suficiente para llegar más lejos, para lanzarse el vacío. Pero, una vez más, lo único que consiguió fue aproximar su cara sofocada a la de ella, sin hablar. Escasos centímetros separaban sus facciones y Beatrice se dejó embriagar por el cálido aliento del Viajero, expectante. También indecisa ante lo que estaba a punto de ocurrir, no acertó a retirar sus labios, como ofrenciéndole otra tentadora oportunidad que Pascal, paralizado, tampoco aprovechó. Él se limitó a pedirle ayuda con los ojos, a solicitarle el empuje que no hallaba en su interior.
Ella captó el mensaje. A pesar de dudar si aquello estaba bien, al final fue Beatrice la que superó la ínfima distancia que se interponía entre ellos. Era todo tan extraño, tan excepcional, y hacía tanto que el espíritu errante no sentía calor...
Pascal percibió con los ojos cerrados cómo las bocas se juntaban, y se negó a abrirlos aterrado ante la posibilidad de que quel instante terminase. Se estaban besando. Se movían, en rumoroso silencio, profanando la sentenciada serenidad de aquel recinto de condenados.
El Viajero, ajeno a todo lo que no fuera ella, recorria con sus manos aquel delicado cuerpo, lo saboreaba aportando sufiente calidez para los dos. Beatrice, luchando contra toda la inercia de su propio estado, también lo acariciaba, mientras recordaba con cada roce un tiempo no muy lejano en que también ella vivió bajo el sol.
Su mutua incomodidad fue sucumbiendo a una placentera exploración y sus cuerpos se fundieron. Sus pensamientos volaban mientras tanto. Imaginaban un pasado sin el obstáculo de lamuerte.Quizá incluso llegaron a cruzarse en el mundo de los vivos, una tarde cualquiera, en una calle de París. Antes del accidente aéreo.